
Por: Ramón Casanova Malén | Profesor de Filosofía
El Wuñol tripantu, también conocido como We tripantu, es la celebración del retorno del sol en la cosmovisión mapuche. Se lleva a cabo durante el solsticio de invierno, entre el 21 y el 24 de junio, marcando el día más corto del año en el hemisferio sur y, la noche más larga del año. Mucha gente cree que es el año nuevo mapuche y, se le ha llamado así en todas partes, pero la verdad es que para los mapuche y otros pueblos originarios, este evento no representa el inicio de un nuevo año, sino el retorno de un ciclo natural que se renueva constantemente. Se denomina “wuñol” (retorno) y “tripantu” o “tipantu” (año), porque hace referencia al retorno del sol en la línea del horizonte, un fenómeno natural que ocurre entre el 19 y 22 de junio y marca la entrada del invierno en el hemisferio sur. Este fenómeno, estudiado y conocido por los pueblos originarios, es la vuelta de un ciclo, una señal de que la época de frio y oscuridad ya no avanza y se está devolviendo el sol, trayendo con él; brotes, calor y vida. Los antiguos decían, que cuando comienza este retorno del sol, avanzaba un paso de gallo al día, aludiendo al cambio en la posición de salida del sol, un poco más hacia el sur cada día.

Actualmente se le ha llamado “We tripantu” o año nuevo, para ponerlo en un contexto más occidental, en el que el año nuevo se marca en una línea, en un avance hacia el futuro o el infinito y no en un ciclo. Para los mapuche, que conmemoran el Wuñol tripantu, no existe un tiempo lineal pues todo es cíclico y realmente, el fin y principio del año como tal ocurre en el solsticio de verano. Es decir, el Wuñol tripantu es la mitad del año donde se da el retorno, como si se tratara de un circuito, un círculo o un ciclo que recorre el sol constantemente.

Si bien, tradicionalmente este retorno ha ocurrido los 21 de junio, para este año, se espera que ocurra el 20 de junio, aún cuando los pueblos originarios lo conmemoran y realizan ceremonias desde una semana antes y una semana después de la fecha mencionada. Esto porque, como el tiempo no se medía con horas y días como actualmente lo hacemos, los ciclos eran más largos y daban espacios para la contemplación, la labranza, la recolección y la cosecha. Para esto, especial importancia poseía la Luna (Kuyen), que marcaba los pasos o cambios en el año, algo así como los meses en el calendario actual.
Los mapuche no fueron los únicos en darse cuenta de este fenómeno, sino que muchas culturas originarias (Aymara y Quechua, por ejemplo) lo tenían más que claro y lo nombraban de diversas maneras. Hoy en día utilizamos el nombre mapuche para hacer alusión a la idea de que los pueblos originarios tenían una tradición e interpretación de los fenómenos astrales y, con ello; una forma de llevar la vida ligada a la naturaleza y sus ciclos.
En Chile, el We tripantu se conmemora como el Día Nacional de los Pueblos Indígenas, el 21 de junio de cada año. Antiguamente y sin contar con la fecha instaurada en el calendario, las personas de los diversos pueblos originarios se reunían con sus familias y amigos y realizaban rogativas para pedir por mejores cosechas, buena crianza de ganado, se bañaban en los ríos antes de la salida del sol y celebraban para que el retorno del sol fuera propicio.
En nuestro colegio, desde hace varios años, estamos celebrando este acontecimiento, realizando diversas actividades en todos los cursos y niveles, esperando que también sea un nuevo retorno provechoso y esperanzador para nuestra comunidad.